30 de septiembre de 2008

Arbolario, de María Ortega Estepa. Galería Carmen del Campo.


Hace una semana que visité Córdoba para asistir a Entreactos, muestra de microteatro que organizó Eduardo Chivite para Eutopía´08. Como las obras empezaban por la tarde, decidí hacer una buena compra de libros y música y visitar alguna exposición. Fue así como encontré Arbolario en la galería de arte Carmen del Campo y fue todo un acierto. Ya me habían hablado de esta muestra, pero no me esperaba algo así. Lo más inmediato, lo que me hizo reflexionar desde el principio fue… ¡que estaba casi todo vendido!. Yo siempre digo que, cuando algo se vende tanto, o es muy bueno o es muy sospechoso.La pintura de María, la cual estaba en su galería recibiendo a los visitantes, me pareció un golpe de aire fresco y positivo que me sumergía en un mundo infantil lleno de colorines y manchitas. Para no liarte con mis tonterías te digo antes de empezar que sus cuadros eran paisajes. Pero paisajes hechos con colage, tintas, acrílicos y todo tipo de técnicas sobre soportes de papel y lienzo. Hasta aquí todo muy positivo pero nada nuevo. Después de visitar la sala de la planta baja me dirigí hacia el sótano, donde encontré una instalación como la que podéis ver en la imagen. Se trataba de una habitación rectangular cuyas paredes estaban cubiertas por cuadros de igual medida que simulaban un bosque digno de las mejores producciones de Disney. Que conste que lo digo con mi mejor intención. Me fascinó desde el principio estar pisando ese césped artificial, tocando los troncos rojos, verdes y azules que surgían del suelo e intentando averiguar qué se escondía detrás de tanto árbol pintado.Me fui de la exposición con un magnífico sabor de boca al comprobar que una obra tan atractiva también era una obra vendible.Después de ver las obras de microteatro de Eutopía tuve la posibilidad de hablar con María y con la persona de la que tanto había aprendido en este último año, el pintor cordobés Miguel Losada. No es extraño encontrar similitudes en sus obras. Yo diría que es hasta sano. Es un acto de bondad el hecho de intercambiar lenguajes e interpretarlos personalmente. Y es que en Córdoba los artistas están cada día más unidos. Lo digo yo, que cada vez que voy –que es muy a menudo- acabamos pintores, poetas y otras alimañas bebiendo y charlando de lo divino y de lo humano en cualquier “automático” de la ciudad.La única crítica que le haría a los cuadros de María, y se lo dije a ella esa misma noche, es que me daba la sensación de que estaba pintando el mismo cuadro una y otra vez, que esa sensación que tuve al ver su obra expuesta por la mañana se mermó al intentar profundizar en el contenido de la misma. ¿Cuál es el argumento de su obra? ¿Qué nos quiere contar María a parte de su visión positivista del paisaje?Recomiendo a todo el que tenga la oportunidad de ver Arbolario que no lo dude. Es una exposición vitamina que no te dejará indiferente.


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